Me había propuesto ser feliz,
y eso es lo que iba a hacer. Lo primero que hice fue ir a trabajar. Aunque
había madrugado, no me encontraba nada cansada, y eso que era lunes. El día que
todo el mundo odia, me lo iba a tomar como mi “día feliz”. Fui rápido y me encontré
con Simon en la puerta del edificio. Llegué antes de la hora a la que empezamos siempre así que no había mucha gente todavía.
-
¡Buenos días! –
dije con una sonrisa.
-
¿Por qué estás de
tan buen humor? – me preguntó curioso.
-
Porque hoy es mi
“día feliz”, Simon.
-
Vaya, pues que lo
disfrutes Noa – y me sonrió.
Tras esto estuve un rato
haciendo recados, y comprobando la lista de gente a la que me tocaba llamar
hoy, entre ellos Liam. Tenía muchas ganas de verle. El día anterior no nos
despedimos en condiciones. Casualmente, nos encontramos en un pasillo:
-
¡Hola Liam!
-
¡Buenos días!
-
¿Estás nervioso?
-
Un poco... – dijo
rascándose la nuca.
-
Te saldrá genial. ¿Has visto ya a Simon?
-
No, todavía no...
Y espero no encontrármelo ni nada hasta que me toque salir al escenario. Quiero
que nuestro encuentro después de dos años sea épico.
-
Genial – le dije
riéndome.
-
¿Qué te hace
tanta gracia? – preguntó en un tono bromista.
-
Tu entusiasmo. A
propósito, ¿qué canción vas a cantar?
-
Cry Me a River.
-
Seguro que lo
haces perfecto.
-
Muchísimas
gracias.
Acto seguido me abrazó
fuertemente, y yo le correspondí el abrazo. Luego nos separamos y sonreímos.
Comenzaron a llamarme. Faltaban unos minutos para que estuviéramos en el aire y
tenía que colocarme para comenzar a llamar gente. Este día hubo muchos
rechazos. Cada vez que veía que alguno no era aceptado, me preocupaba más de si
Liam podría conseguirlo o si se uniría a este enorme grupo de personas que
bajaban del escenario llorando, y no precisamente de alegría. Esperaba que eso
no ocurriera, y quería ver a Liam bajar sonriendo, saltando y abrazando a
todos. Finalmente, le tocó a él:
-
Quiero ver la
reacción de Simon al verte.
-
Yo también. Dos
años esperando para esto...
-
No les vas a
decepcionar. De eso estoy segura.
Liam suspiró, se echó las
manos a la cara y subió las escaleras para llegar al escenario...
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VIDEO. AUNQUE NO SEA LO MÁS APROPIADO PARA LA NOVELA, LES RECOMIENDO QUE LO
VEAN ENTERO.
Después de celebrarlo con su
familia, Liam se acercó a mí corriendo. Me abrazó y comenzamos a dar vueltas
abrazados. Mientras, yo le decía:
-
¡Lo conseguiste!
Y él me contestaba:
-
¡Sí!
Me soltó y comenzó a dar
pequeños saltitos de alegría, susurrando para sí mismo:
-
Bien, bien,
bien...
Se le veía muy emocionado.
-
¿Ves como tenía
razón?
-
La tienes.
Muchísimas gracias por todo.
Acto seguido me agarró
delicadamente el rostro con sus dos manos y me besó. Fue un beso inesperado,
así que me quedé quieta los primeros segundos, pero luego le acompañé. Fue más
largo que el de la tarde anterior. Más bonito, sobre todo por el momento. Podía
sentir su emoción, y me reconfortaba ver lo feliz que se sentía, después de
haberle visto llorando hacía dos años, aunque hubiera sido por televisión.
Finalmente, nos separamos y Liam volvió a abrazarme con fuerza.
Yo debía continuar con mi
trabajo y tenía que seguir llamando a gente, así que Liam se fue pronto y yo me quedé con una sensación de
alivio, al saber que él estaba feliz.
Salí del trabajo y esta vez
no quería dirigirme a casa. Fui al bar que había cerca. Al que quedamos
Simon y yo anteriormente. Lo tenía pensado desde que me levanté, así que cogí
dinero para almorzar allí, en vez de en mi casa, sola.
Cuando llegué a la puerta y
entré, no podía creer lo que veía. Allí se encontraba el padre de Christian,
con lo que parecía ser una copa de vino en la mano. La entrada del bar tenía una
campanita que sonaba cada vez que alguien entraba. No faltó un segundo para que
él mirase hacia la puerta y me viese allí, quieta, con los ojos abiertos como platos. De
repente, frunció el ceño, se levantó y yo salí de allí muy rápido. Él se acercó
deprisa gritando:
-
¡¡Tú!!
Yo me asusté y comencé a huir. Él echó a correr detrás de mí, persiguiéndome. A parte de que
estaba enfadado desde aquel día en el hospital con Christian, había bebido. Al
ser un hombre adulto podía correr más rápido que yo y me alcanzó rápidamente.
Me agarró el brazo y yo, inútilmente, intenté soltarme. Esto sólo hacía que me
agarrase con más fuerza, y terminase haciéndome daño.
-
Ahora no te vas a
escapar...
Yo estaba aterrorizada, más
que la noche en la que conocí a Steve y Eric. No conocía las intenciones de
este señor, y por tanto estaba aún más asustada. Estábamos en medio de la
calle, y la gente nos miraba con miedo. Tal vez pensaban que el individuo que
me mantenía sujeta podría ser mi padre, o alguien conocido, y preferían no
acercarse. Esto hacía que mi frustración aumentara. ¿Acaso no ven que estoy
intentando escaparme?
No tenía otra opción, más que
intentar forcejear para soltarme de alguna forma, y pedir ayuda, gritando:
¡¡Socorro!! ¡¡Auxilio!!
De repente, y sin previo
aviso, puedo ver cómo una silueta se lanza contra mi atacante, haciendo que se
chocara contra una pared y, al soltarme, yo cayese al suelo.
Antes de levantarme pude
escuchar la voz del padre de Christian gritando: ¡¡Tú otra vez!!
¿Cómo? ¿Se conocían?
Pude levantarme y ver cómo el
tipo que le había atacado era la persona a la que menos esperaba ver ahora:
¡¡¡Eric!!!
-
¿Eric! – dije sin
entender qué hacía peleando con el padre de Christian.
Comenzaron a darse puñetazos,
patadas y golpes el uno al otro. Yo no sabía qué hacer así que lo único que se
me ocurrió fue llamar a Steve. Por suerte, contestó rápido:
Llamada telefónica:
-
¿Noa?
-
¡¡Steve!!
-
Escucha, siento lo de ayer...
-
¡¡No, escúchame tú!!
-
Me gustas y no sabía cómo decírtelo...
-
¡¡¡Steve!!! ¡¡¡Escúchame!!!
-
¿Eh?
-
¡¡¡Eric se está peleando!!!
-
¿¿Cómo!! ¿¿Dónde está!!
-
¡¡En frente de mi casa!! ¡¡Ven rápido!!
-
¡¡Voy!!
Fin de la llamada telefónica.
El padre de Christian consiguió
agarrar a Eric contra el suelo. Le dio un buen golpe y un fuerte puñetazo en la
cara, que hizo que sangrase por la nariz más de lo que sangraba ya. Esto
último le dejó algo aturdido. Yo me sentía inútil ante aquella situación, pero
no podía esperar a que Steve llegase. Para entonces Eric no tendría fuerzas ni
para levantarse y el dichoso padre ya me tendría, así que decidí lanzarme sobre
su espalda, al estilo “montar a caballito”. Con esto pude entretenerle, y darle tiempo a Eric para recuperar un poco el sentido, pero no por
mucho tiempo. El susodicho padre corrió de espaldas, conmigo enganchada, hasta
darme un fuerte golpe contra una pared, tras el que quedé inconsciente. Lo último
que recuerdo fue ver al padre de Christian agarrando a Eric de la camiseta y
levantándolo del suelo... Menudo “día feliz”...
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