lunes, 8 de julio de 2013

14. SERÍA UN DÍA COMPLETITO

Me acerqué a la puerta, algo asustada. No sabía quién podía llamar a esas horas de la noche. Pregunté:
-         ¿Quién es?
Me alivió escuchar la voz que me dijo:
-         Soy Ed, perdona que te moleste tan tarde, ¿puedo entrar?
Abrí la puerta y Ed estaba ahí de pie, solo.
-         Claro, pasa.
Ed entró a la casa y se sentó en el sofá de mi salón. Yo me senté junto a él.
-         ¿Qué ocurre?
-         Pues verás... Siento molestarte, pero mañana me voy a una casa en un campo con mi familia, y ya no podremos hablar, porque allí ni hay cobertura.
-         No pasa nada.
-         Oye Noa... ¿Tú sabes si a Christian le pasa algo? Le veo muy... Raro. Demasiado. No es él. Nunca le había visto así. Está... Deprimido, serio, sin ganas de nada...
-         Oye, no es por nada pero... ¿Por qué vienes a preguntármelo a mí?
-         Pues porque eres la única amiga suya que conozco.
-         ¿En serio?
-         Sí. Nunca le he visto con nadie. Si alguna vez me lo he encontrado estaba solo. Casi siempre está metido en casa de su padre. Rara vez le deja salir. Esto siempre ha sido así, pero ahora Christian está...
-         La verdad yo también le he notado raro, pero no le he dado mucha importancia... Además, me ha dicho que ayer estuvo con unos amigos.
-         ¿Amigos? Estuvo todo el día metido en casa con su padre.
-         ¿De verdad? ¿Cómo estás tan seguro?
-         Porque me lo dijo. Me pidió que no lo contara, pero me preocupa que esté tan solo y por eso venía a pedirte si podías pasar más tiempo con él estos días... Oye, no quiero obligarte, de verdad... Sólo soy su primo y me preocupo por él... Claro que si estás ocupada pues...
-         No, no. Hoy conseguí trabajo pero cuando salga puedo ir con él. No te preocupes, puedes irte tranquilo. Estaré con él el tiempo que haga falta. Christian me cae muy bien. Estaremos entretenidos.
-         Oh, gracias, en serio. Eres genial.
-         De nada – sonreímos.
-         Oye, te doy su dirección, por si quieres pasarte. No vive muy lejos de aquí.
-         Claro – apunté su dirección en un papel que tenía a mano.
-         Yo me despedí de él esta tarde, porque me voy mañana por la mañana, muy muy temprano. Así también aprovecho y me despido de ti.
-         Que tengas un buen viaje. Mañana mismo iré a verle a su casa. Le daré una sorpresa.
-         Se alegrará de verte, te lo aseguro.
-         Bueno, pues que duermas y lo pases muy bien.
-         Gracias, buenas noches.
-         Buenas noches.

Ed se fue. Yo me acosté pensando en lo que iba a hacer mañana. Era mi primer día de trabajo, tenía que estar con Christian y también debía averiguar quién me mandó el ramo de rosas. Sería un día completito.

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