NARRA STEVE
Estaba con mis amigos cuando
veo una llamada de teléfono. Es Noa:
Llamada telefónica:
-
¿Noa?
-
¡¡Steve!!
-
Escucha, siento lo de ayer... – intenté disculparme
por lo del día anterior.
-
¡¡No, escúchame tú!!
-
Me gustas y no sabía cómo decírtelo... – quería
expresarle mis sentimientos.
-
¡¡¡Steve!!! ¡¡¡Escúchame!!!
-
¿Eh? – estaba muy alterada, así que le dejé hablar.
-
¡¡¡Eric se está peleando!!!
-
¿¿Cómo!! ¿¿Dónde está!! – no podía creerlo. ¿En qué
lio se habría metido? ¿Y qué hacía Noa de por medio?
-
¡¡En frente de mi casa!! ¡¡Ven rápido!!
-
¡¡Voy!!
Fin de la llamada telefónica.
“¿Qué habrá hecho ahora?”
pensé.
-
¿Quién era tío? –
me dijo uno de mis colegas.
-
Es una amiga,
está en líos. Tengo que irme, ¡os veo luego!
Esto último lo dije
corriendo. Me dirigí rápidamente hacia la dirección de Noa. ¿Estaría bien?
Pronto llegué. ¡Noa estaba
tirada en el suelo! ¡Y aquel tío! ¡El de la otra vez estaba cogiendo a Eric por
la camiseta!
Me dirigí hacia el hombre
como una bala y me estampé contra él, haciendo que nos cayésemos. Yo encima de
él. Apestaba a alcohol. Me levanté y ayudé a Eric a incorporarse. Había
recibido bastantes golpes. Inmediatamente, el hombre se puso en pie, y me
amenazó con la mirada. Gruñó y echó a correr hacia mí. Yo le esquivé y le
agarré por la espalda. Le di una patada en la pierna por detrás, haciendo que,
torpe y bebido, cayese de rodillas al suelo. Le agarré las manos a la espalda y
lo tumbé boca abajo. Eric se incorporó y le dije:
-
¡Dame tu
cinturón!
Se quitó el mismo y con él le
até las manos, mientras Eric llamaba a la policía. Tras esto fui a ver a Noa,
que se encontraba tirada en el suelo, inconsciente.
Comencé a agitarle la cabeza,
para ver si despertaba, pero nada. Estaba muy alterado. Lo único que hacía que
me calmase era ver que ella respiraba. Tenía algo de sangre en la cabeza. El
tío le habrá dado un golpe. La senté y puse su espalda contra la pared. A los
pocos minutos llegó la policía. Al tío raro se lo llevaron en un coche patrulla
y a ella la metieron en una ambulancia. Eric había dicho por teléfono que había
una chica herida. Él y yo fuimos al hospital en la misma ambulancia que Noa.
Llevábamos una media hora frente a su habitación, cuando una enfermera salió de
ella y nos dijo:
-
La chica está
bien. Ha mandado a llamar a sus amigos por teléfono, así que podéis quedaros un
rato con ella. Vuelvo en unos minutos.
-
De acuerdo,
muchas gracias – dije.
Eric y yo entramos en la
habitación.
-
Hola chicos – se
la veía muy despierta. Estaba sentada en el borde de la cama, con los pies
colgando.
-
¿Cómo te encuentras?
-
Pues... Con un
chichón algo doloroso – ella y yo reímos, pero Eric se quedó serio.
-
Eric también está
aquí... – dije echándome hacia atrás y dejándole a él delante de mí.
-
Gracias, Eric.
-
No hay de qué...
-
¿Por qué peleaste
con ese tipo?
-
Pues... Porque ya
había peleado con él antes.
-
¿En serio? ¿Hace
mucho?
-
No... Me hizo
gracia la última vez, porque su hijo apareció con la poli, y era uno que estaba
con vosotros cuando lo del centro comercial.
-
¿La “discusión”
con tu hermano?
-
Sí. Había uno que
parecía tu amigo, pues es el hijo del tío este raro...
-
Se llama
Christian – al escuchar el nombre recordé lo del centro comercial y a aquel
chico que no dejaba de mirarme (véase
capítulo 10) – Yo también tuve un altercado con este señor...
-
El imbécil está
metido en todos los líos. Y encima siempre está borracho. A veces pasa por
delante de mi edificio. La otra vez me peleé con él porque lanzó una botella de
cerveza a la ventana de mi casa y la rompió.
-
Mmm... Entonces,
¿le has pegado sólo para devolvérsela por lo de la botella y la ventana?
-
Bueno... El
primer golpe sí fue por eso... Pero luego vi que estabas tú de por medio y...
En fin, no soy tan malo como parece.
-
Vaya, acabo de
descubrir a un nuevo Tú.
-
Supongo...
La verdad, yo tampoco creí
que Eric tuviera un lado bueno y amable.
- Muchas
gracias a los dos, chicos.
-
De nada – dijo
Eric.
-
Estamos para lo
que necesites – terminé yo.
-
Em... Eric,
¿podrías dejarnos unos minutos a solas?
-
Claro.
Acto seguido salió de la
habitación. ¿Qué querría decirme Noa?
Hubo unos segundos de
silencio, hasta que ella comenzó a hablar.
-
Steve... Creo que
no terminamos bien lo de la última vez...
-
No te preocupes.
Sé que no te gusto... Pero necesitaba que supieras que tú sí me gustas a mí.
-
No quiero que
estemos mal, o incómodos hablando el uno con el otro.
-
¿Tú te sientes
incómoda hablando conmigo?
-
Para nada.
-
Pues entonces yo
tampoco.
Tras esto los dos nos
sonreímos mutuamente. Después de aquella conversación, supe que no podría estar
con ella, puesto que no teníamos los mismos sentimientos, así que debía de
mentalizarme en que sólo éramos, y sólo seríamos amigos.
Estuvimos hablando más rato y
yo salí con Eric del hospital a tomar un poco el aire, mientras a ella le
hacían unas radiografías o no sé qué. A los minutos llamaron por teléfono a Eric y
tuvo que irse. Cuando me quedé solo, justo en un instante creí que se me iba a
caer el cielo encima. Quise que me tragara la tierra en ese momento. Sería una
coincidencia o algo, pero fue como si un rayo me atravesara de la cabeza a los
pies. Allí estaba ella, mi antigua novia, y yo no tenía escapatoria. Ella se
acercaba para entrar al hospital y yo salía de este, y cuando me vio la cara se
quedó quieta, al igual que yo. Luego se acercó y yo me quedé en el sitio.
-
S... Steve... –
musitaba.
-
Rebecca...
– dije en voz baja.
-
¿Cuánto
tiempo ha pasado...?
-
Un
año ya... ¿No?
-
Es
verdad...
Se me hacía
difícil hablar. Ella intentaba esquivar mi cara mirando hacia el suelo, o a un
lado, pero yo no apartaba la vista de ella. Parecía un sueño...
-
¿Cómo
te va todo? – me preguntó.
-
Pues
a mí genial... ¿Por qué vienes al
hospital?
-
Me
he enterado de que una amiga ha estado en una pelea y... Ha salido malparada. ¿Y tú?
-
Espera,
yo también... Un momento, ¿cómo se llama
tu amiga?
-
Se
llama Noa... ¿Qué ocurre?
-
Eh... yo estoy aquí porque intervine en una pelea... Mi
amiga Noa también está aquí...
No podía
creerlo... ¿Rebecca y Noa eran amigas?
-
Entonces...
¿Puedes decirme en qué habitación está?
-
No recuerdo el
número... Pero sí el piso y los pasillos.
-
¿Me puedes llevar
hasta ella?
-
Claro...
Fuimos hasta la habitación de
Noa y la vimos entrando en ella.
-
¡¡Noa!!
-
¡Rebecca!
-
¿Cómo estás?
-
Me duele la
cabeza... Pero vengo de hacerme unas radiografías y estoy bien.
-
Me alegro – se
abrazaron y al separarse Noa me vio atrás.
-
Steve, mira. Esta
es mi amiga Rebecca. Tenía ganas de
presentaros.
-
Noa, el caso
es... - comencé a decir.
-
Que nosotros ya
nos conocemos – terminó Rebecca por mí.
-
Que... ¿Ya os
conocéis?
-
Noa... Ella es
Rebecca Ferguson... La chica de la que te hablé hace tiempo...
-
¿Le hablaste de
mí? – dijo Rebecca.
-
Bueno, le conté
que trabajaba en un bar y que estuve contigo un tiempo.
-
¡¡Claro!! ¡¡Por
eso me sonaba tu nombre al leerlo en la lista!!
-
¿Nombre? ¿En una lista? – yo no entendía nada.
-
Me he presentado
para el concurso de Factor X.
-
Y como yo trabajo
allí durante dos semanas... La conocí cuanto le tocó hacer su casting.
-
Y... ¿Lo pasaste?
-
Con todos los
votos.
-
Vaya, me alegro.
-
Gracias.
De verdad que me alegraba por
ella. Como había empezado a gustarme Noa intenté borrarla de mi cabeza y
alejar esos recuerdos de mí lo máximo posible, pero ahora que Noa... Bueno...
Ella no quiere estar conmigo... Y sería imposible volver con Rebecca... Creo
que me voy a quedar más solo que nunca.
-
En fin, Noa... Yo
ya me voy. Creo que ya te he calentado la cabeza demasiado.
-
Como quieras –
dijo riéndose.
-
Adiós – les hice
un gesto de despedida con la mano y me fui de allí.
Tras esto llamé a mis amigos
y me fui con ellos. Quería despejar la mente un rato.
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