miércoles, 17 de julio de 2013

20. CASUALIDAD

-         ¿Cómo te llamas? – le pregunté al chico que se había caído.
-         Me llamo Niall Horan.
-         Yo soy su hermano Greg – me dijo el otro.

Niall era un chico rubio, con unos ojos azules muy impactantes y la piel muy blanca. Tenía los dientes algo torcidos, pero aún así era muy atractivo.
NIALL:


Greg parecía mayor que Niall. Era igual de alto que él, pelo oscuro, ojos también azules y piel blanca, pero no tanto como la de Niall.
GREG:


Los dos parecían amables conmigo, puesto que me preguntaron un par de veces si me encontraba bien, cuando era Niall el que se había caído y dado en la frente.

-         En fin... ¿eres de aquí? – me preguntó Niall.
-         No, soy española, ¿cómo lo sabías?
-         Por el acento.
-         Eres el primero que se da cuenta por sí solo.
-         Nosotros tampoco somos de aquí – dijo Greg.
-         ¿De dónde sois entonces?
-         De Irlanda. Estamos acostumbrados a oír solamente el acento irlandés y el británico, y al escucharte a ti deduje que no eras de por aquí – explicó Niall.
-         Vaya, menudo oído – exclamé sorprendida.
-         Bueno Niall, voy a por el coche – dijo Greg.
-         Vale – le respondió su hermano.

Greg salió del restaurante.

-         ¿Y qué os trae por aquí? – le pregunté.
-         Vengo a presentarme al concurso de talentos, Factor X, ¿sabes cuál es?
-         ¡Sí! Yo vi una edición del programa. La del 2010. ¿Tú te has presentado?
-         Sí. Tengo la audición en un par de días. Espero que me salga bien.
-         Mucha suerte.

En ese instante se escucha la bocina de un coche. Era Greg, llamando a Niall.

-         Tengo que irme, ¡ya nos veremos!
-         Eso espero, ¡adiós!

Niall se fue y al minuto Liam volvió del baño.

-         ¿Qué has estado haciendo?
-         Me habían llamado por teléfono.
-         Entiendo. Oye, ¿tú no te ibas a presentar a Factor X este año?
-         Sí. Tengo la audición en unos días. ¿Por qué?
-         Acabo de conocer a un chico que también se ha presentado, qué casualidad.
-         Vaya. Pues es un enemigo, no podemos hacer amistad con los enemigos – dijo Liam como si estuviera a punto de luchar con alguien. Me hizo mucha gracia y nos reímos a carcajadas.
Liam pagó la cuenta, no sin antes insistirle en que la pagáramos a medias. Salimos del restaurante. El resto del día estuvimos dando vueltas por las calles, haciéndonos fotos, comiendo helado, haciendo el tonto... Muchas cosas. Yo terminé muy cansada así que cuando empezó a anochecer le dije a Liam que quería irme ya. Él me acompañó hasta el portal, nos despedimos y yo subí a mi casa.

A eso de las nueve me llamaron por teléfono. Era Christian.
Llamada telefónica:
-         Hola Noa. No hace falta que me quede más en tu casa a dormir. Louis ha aceptado que duerma en la suya.
-         ¿En serio? Ya sabes que a mí no me importa.
-         De verdad. Louis me ha dicho que sin problemas me puedo quedar.
-         ¿Cómo has pasado el día?
-         Pues genial. Hemos ido a ver el desfile, luego hemos quedado con unos amigos suyos, ahora también míos... Y muchas otras cosas.
-         Christian, ¡eso es genial! ¡Me alegro mucho!
-         Gracias. Mañana voy a estar también con Louis.
-         Espero que lo paséis muy bien.
-         Gracias, ¿y tú qué tal? ¿Qué has hecho hoy?
-         He estado con Liam, el chico de esta mañana. También hemos visto el desfile, luego me ha llevado a comer a un restaurante... Nando’s. ¿Lo conoces?
-         Sí, he ido un par de veces.
-         Y el resto del día hemos estado pasándolo bien.
-         Genial. Bueno Noa, tengo mucho sueño... – dijo bostezando.
-         Buenas noches – le dije.
-         Buenas noches, que duermas bien – en ese momento se escucha la voz de Louis gritar: “¡Buenas nocheeeeeeeees!”
-         Jajajajaja, ¿ese es Louis no?
-         Sí, haciendo el tonto, como de costumbre, ¡eh! ¡no! ¡Noa, Louis me está pegando con una almohada! ¡Te cuelgo! ¡Adiós!
-         ¡Adiós!
Fin de la llamada telefónica.

Me alegraba mucho saber que se lo estaba pasando bien, y que era feliz. Sentí un alivio inmenso y tras este, un sueño tremendo. Al poco rato de hablar con Christian, me acosté. Al día siguiente tenía que trabajar. Era lunes, odiado lunes...

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