-
¿Cómo
te llamas? – le pregunté al chico que se había caído.
-
Me
llamo Niall Horan.
-
Yo
soy su hermano Greg – me dijo el otro.
Niall
era un chico rubio, con unos ojos azules muy impactantes y la piel muy blanca.
Tenía los dientes algo torcidos, pero aún así era muy atractivo.
NIALL:
Greg
parecía mayor que Niall. Era igual de alto que él, pelo oscuro, ojos también
azules y piel blanca, pero no tanto como la de Niall.
GREG:
Los
dos parecían amables conmigo, puesto que me preguntaron un par de veces si me
encontraba bien, cuando era Niall el que se había caído y dado en la frente.
-
En
fin... ¿eres de aquí? – me preguntó Niall.
-
No,
soy española, ¿cómo lo sabías?
-
Por
el acento.
-
Eres
el primero que se da cuenta por sí solo.
-
Nosotros
tampoco somos de aquí – dijo Greg.
-
¿De
dónde sois entonces?
-
De
Irlanda. Estamos acostumbrados a oír solamente el acento irlandés y el británico,
y al escucharte a ti deduje que no eras de por aquí – explicó Niall.
-
Vaya,
menudo oído – exclamé sorprendida.
-
Bueno
Niall, voy a por el coche – dijo Greg.
-
Vale
– le respondió su hermano.
Greg
salió del restaurante.
-
¿Y
qué os trae por aquí? – le pregunté.
-
Vengo
a presentarme al concurso de talentos, Factor X, ¿sabes cuál es?
-
¡Sí!
Yo vi una edición del programa. La del 2010. ¿Tú te has presentado?
-
Sí.
Tengo la audición en un par de días. Espero que me salga bien.
-
Mucha
suerte.
En ese
instante se escucha la bocina de un coche. Era Greg, llamando a Niall.
-
Tengo
que irme, ¡ya nos veremos!
-
Eso
espero, ¡adiós!
Niall
se fue y al minuto Liam volvió del baño.
-
¿Qué
has estado haciendo?
-
Me
habían llamado por teléfono.
-
Entiendo.
Oye, ¿tú no te ibas a presentar a Factor X este año?
-
Sí.
Tengo la audición en unos días. ¿Por qué?
-
Acabo
de conocer a un chico que también se ha presentado, qué casualidad.
-
Vaya.
Pues es un enemigo, no podemos hacer amistad con los enemigos – dijo Liam como
si estuviera a punto de luchar con alguien. Me hizo mucha gracia y nos reímos a
carcajadas.
Liam
pagó la cuenta, no sin antes insistirle en que la pagáramos a medias. Salimos
del restaurante. El resto del día estuvimos dando vueltas por las calles, haciéndonos
fotos, comiendo helado, haciendo el tonto... Muchas cosas. Yo terminé muy
cansada así que cuando empezó a anochecer le dije a Liam que quería irme ya. Él me acompañó hasta el portal, nos despedimos y yo subí a mi casa.
A eso
de las nueve me llamaron por teléfono. Era Christian.
Llamada telefónica:
-
Hola Noa. No hace falta que me quede más
en tu casa a dormir. Louis ha aceptado que duerma en la suya.
-
¿En serio? Ya sabes que a mí no me
importa.
-
De verdad. Louis me ha dicho que sin
problemas me puedo quedar.
-
¿Cómo has pasado el día?
-
Pues genial. Hemos ido a ver el desfile,
luego hemos quedado con unos amigos suyos, ahora también míos... Y muchas otras
cosas.
-
Christian, ¡eso es genial! ¡Me alegro
mucho!
-
Gracias. Mañana voy a estar también con
Louis.
-
Espero que lo paséis muy bien.
-
Gracias, ¿y tú qué tal? ¿Qué has hecho hoy?
-
He estado con Liam, el chico de esta
mañana. También hemos visto el desfile, luego me ha llevado a comer a un
restaurante... Nando’s. ¿Lo conoces?
-
Sí, he ido un par de veces.
-
Y el resto del día hemos estado pasándolo
bien.
-
Genial. Bueno Noa, tengo mucho sueño... –
dijo bostezando.
-
Buenas noches – le dije.
-
Buenas noches, que duermas bien – en ese
momento se escucha la voz de Louis gritar: “¡Buenas nocheeeeeeeees!”
-
Jajajajaja, ¿ese es Louis no?
-
Sí, haciendo el tonto, como de
costumbre, ¡eh! ¡no! ¡Noa, Louis me está pegando con una almohada! ¡Te cuelgo!
¡Adiós!
-
¡Adiós!
Fin de la llamada telefónica.
Me
alegraba mucho saber que se lo estaba pasando bien, y que era feliz. Sentí un
alivio inmenso y tras este, un sueño tremendo. Al poco rato de hablar con Christian,
me acosté. Al día siguiente tenía que trabajar. Era lunes, odiado lunes...
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