Me
desperté, desayuné, me duché, salí a comprar. Era un martes, 29 de junio, mi
cuarto día en Londres. El tiempo avanzaba muy deprisa. Cuando se acercaba la
hora en la que Steve tenía que aparecer, comencé a arreglarme. Me maquillé
sencilla, pero con un toque alegre, a juego con mi vestido:
Dieron
las ocho y Steve pegó al portero. Yo estaba lista y bajé. Desde dentro del
portal le vi a través de la puerta, apoyado en ella. Iba muy
elegante. Salí. Nos dimos dos besos:
-
Qué
arreglado – le dije. Él me sonrió y respondió:
-
Yo
también puedo vestir bien, ¿qué esperabas?
-
No,
nada. Estás muy guapo – sonreí tímidamente y él hizo lo mismo.
-
Gracias,
tú también – hubo una breve pausa.
-
Bueno,
¿a dónde vas a llevarme?
-
Ya
lo verás.
-
¿Debería
fiarme de ti?
-
Jajaja
claro jajaja ¿tienes hambre?
-
(Solté
una pequeña risa) Sí, mucha. ¿Y cómo vamos a ir? ¿Tienes coche?
-
Pues
no... Andando... Pero tranquila, no está lejos.
-
(Intenté
aguantarme la risa, pero de forma que él lo notara. Pensé que iba a hacer las
cosas de otra manera, pero ya veo que no puedo esperarme nada seguro de él) De
acuerdo... – sonreímos a la vez.
Steve
me llevó a un restaurante muy lujoso y, al parecer, bastante caro. Nos pusimos
a la cola para que nos indicasen cuál era nuestra mesa porque por lo visto,
Steve había reservado una. Delante había un chico y dos chicas, que estaban
peleando con el camarero porque, al parecer, ellos habían reservado una mesa y
ahora el camarero les decía que sus nombres no estaban en la lista de reservas.
-
Vamos
a ver, calmémonos... – decía el chico, mientras una de las chicas gritaba:
-
¡Por
favor, no me digas que me calme! – En ese momento Steve dijo:
-
¿Algún
problema?
El
chico que estaba delante de Steve, dándole la espalda, se giró. Intentaba
calmar a las otras dos chicas, que le gritaban al camarero.
-
No,
tranquilo... Mis hermanas... – dijo. Era un muchacho, tremendamente atractivo,
de ojos castaños, al igual que su melena, algo larga, pero bien peinada, con
una mirada intensa, a la que no podías dejar de prestar atención cada vez que
hablaba.
-
Bueno...
– Steve hizo una pausa y miró detenidamente al chico, hasta que éste le dijo:
-
¿Ocurre
algo?
-
No...
Es solo que... ¿Nos conocemos?
De repente, una de las chicas dijo:
- ¡Liam! ¡Este camarero no entra en razón!
-
Un
segundo Nicola...
Steve cambió su expresión facial pensativa a sorprendida.
- ¡Liam! ¡Soy yo, Steve!
-
¡Es verdad!
-
¡Cuánto
tiempo tío! ¿Qué pasa? ¿Cómo va todo?
-
Eh...
Steve... Hay más gente esperando... – interrumpí.
Efectivamente,
había más gente tras nosotros en la cola.
- Eh, claro... A ver, camarero, ¿nos
puede indicar nuestra mesa, por favor? – Steve le indicó la reserva al camarero y éste nos
llevó hasta la mesa.
Steve
pidió tres sillas más. Yo quería haber tenido la “cita” nosotros solos, pero
las cosas salieron como salieron... Nos sentamos todos: Steve, a su lado yo, a
mi lado una de las chicas, a su lado ese tal Liam, y entre él y Steve la otra
chica. Formábamos un círculo alrededor de la mesa. Parecía que íbamos a empezar uno de estos rituales satánicos o algo parecido. (Lo sé. Se me va la olla).
-
Bueno,
y... ¿De qué os conocéis? – pregunté.
-
Pues
nos conocimos yendo a clases de boxeo, ¿recuerdas que te lo dije? – me
respondió Steve.
-
¡Ah,
sí! ¡Cuando inmovilizaste a Eric la otra noche!
-
¿Eric?
¿Todavía te juntas con ese tío? – le dijo Liam a Steve.
-
Sí...
Ahí seguimos...
-
Bueno,
siento no haberme presentado, soy Liam Payne – me dijo. Nos dimos la mano. En
ese momento, al decir su nombre, me di cuenta de que este chico me sonaba de
algo.
-
¿Por
qué estáis aquí? – preguntó Steve. En ese momento el camarero nos interrumpió.
Cada uno pidió lo que quería y seguimos hablando.
-
Pues
nada, que he querido invitar una noche a mis hermanas a cenar.
-
Soy
Ruth, y esta es Nicola. Perdón por el jaleo de antes... Es que somos así –
sonrieron.
-
Da
igual, todos perdemos los nervios de vez en cuando – les dije con una sonrisa.
Me di
dos besos con las dos.
LIAM,
RUTH Y NICOLA:
-
¿Y
vosotros? ¿Sois novios? – Preguntó descaradamente Nicola. Steve se sonrojó un
poco pero yo me puse como una amapola...
-
¡No!
– dije. Estaba avergonzada... Eso de ser novia de Steve... Por ahora no. Nada de novios.
-
Solo
somos amigos... – dijo Steve.
-
Bueno,
todos los novios empezaron siendo amigos... – añadió Ruth, bromeando.
-
En
serio, no somos nada – aclaró Steve.
Yo
seguía fijándome en aquel chico de melena y ojos castaños, que tanto me
sonaba... Pasó un rato y seguimos hablando. Comimos muy bien, y yo comí mejor
porque Steve me invitó, no sin antes haber insistido en que no hacía falta y
que yo podía pagarme mi comida. Salimos del restaurante y comenzamos a andar. Era de noche. Cada vez que terminábamos un tema de conversación, alguien sacaba otro
distinto, y así estuvimos un buen rato.
Yo no
podía dejar de mirar a ese chico... No hay palabras para describirle... Es, como diríamos
algunas... Tan asdfghjklñ...
-
Oye,
¿y qué pasó al final con lo de Factor X? Me quedé muy intrigado... – dijo
Steve.
-
¿Factor
X? ¿Qué ocurre con ese programa? – pregunté curiosa.
-
Me
presenté en 2008 y Simon Cowell me dijo que era demasiado joven, y que volviese
en un par de años.
-
Un
momento... – dije. Todos se quedaron callados, observándome, y yo miré
pensativa a Liam, hasta que pegué un sobresalto - ¡Claro! ¡Tú! ¡El chico!
¡Factor X!
-
¿Qué
pasa? – preguntó Liam extrañado.
-
Llevo
todo el rato pensando en que tu cara me sonaba mucho, pero no sabía por qué,
hasta que has dicho eso y me he acordado, ¡eres tú! ¡Eres aquel chico que se
presentó en 2008! ¡Yo vi esa edición del programa!
-
¿En
serio? – dijo Steve.
-
¡Qué
casualidad! – añadió Ruth.
-
¿Y
qué te parecí? ¿Cómo crees que lo hice?
-
(Liam prestaba atención a mis
palabras, le interesaba conocer mi opinión) Cómo cantaste... Aunque fuese
sólo un fragmento... Me gustó mucho... Bueno... Me gustaste mucho – sonreí algo
tímida, y todos se rieron.
-
Este
año me he presentado otra vez. Hay muy buenos talentos musicales, así que no sé cómo me
irá...
-
Seguro
que te sale genial – dijo Steve, animando el ambiente.
Estábamos
en la calle. Pasamos un buen rato todos juntos, aunque la noche no hubiera
salido como yo esperaba... Apunté los teléfonos de todos, cada uno regresó a su
casa. Era muy tarde. Nada más llegar a casa, me tiré en el sofá de mi salón y
allí me dormí. Ni me puse pijama, ni me tomé mi Cola Cao nocturno... Nada. Sólo
me tiré y me dormí a los pocos minutos. Estaba reventada. Dormí como un tronco
durante toda la noche.
*PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII*
Hasta
que esto perturbó mi descanso. El porterillo sonó e hizo que me despertase. Me
arrastré vagamente por el suelo de mi casa, como hacía cuando era pequeña cada
vez que algo que tenía que hacer me daba pereza. Me levanté del suelo, cogí el
porterillo y contesté:
-
¿Quién
es?
Eres una monstrua,ME ENCANTAAAAAAA!!! y porfin aparecio Liam jajajajaja sigue asi que vas to perfe jajajaja
ResponderEliminarjejejejeje gracias, pues tengo unas ideas geniales para los proximos caps ;)
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