jueves, 4 de julio de 2013

11. UNA AMAPOLA


Me desperté, desayuné, me duché, salí a comprar. Era un martes, 29 de junio, mi cuarto día en Londres. El tiempo avanzaba muy deprisa. Cuando se acercaba la hora en la que Steve tenía que aparecer, comencé a arreglarme. Me maquillé sencilla, pero con un toque alegre, a juego con mi vestido:


Dieron las ocho y Steve pegó al portero. Yo estaba lista y bajé. Desde dentro del portal le vi a través de la puerta, apoyado en ella. Iba muy elegante. Salí. Nos dimos dos besos:

-         Qué arreglado – le dije. Él me sonrió y respondió:
-         Yo también puedo vestir bien, ¿qué esperabas?
-         No, nada. Estás muy guapo – sonreí tímidamente y él hizo lo mismo.
-         Gracias, tú también – hubo una breve pausa.
-         Bueno, ¿a dónde vas a llevarme?
-         Ya lo verás.
-         ¿Debería fiarme de ti?
-         Jajaja claro jajaja ¿tienes hambre?
-         (Solté una pequeña risa) Sí, mucha. ¿Y cómo vamos a ir? ¿Tienes coche?
-         Pues no... Andando... Pero tranquila, no está lejos.
-         (Intenté aguantarme la risa, pero de forma que él lo notara. Pensé que iba a hacer las cosas de otra manera, pero ya veo que no puedo esperarme nada seguro de él) De acuerdo... – sonreímos a la vez.

Steve me llevó a un restaurante muy lujoso y, al parecer, bastante caro. Nos pusimos a la cola para que nos indicasen cuál era nuestra mesa porque por lo visto, Steve había reservado una. Delante había un chico y dos chicas, que estaban peleando con el camarero porque, al parecer, ellos habían reservado una mesa y ahora el camarero les decía que sus nombres no estaban en la lista de reservas.

-         Vamos a ver, calmémonos... – decía el chico, mientras una de las chicas gritaba:
-         ¡Por favor, no me digas que me calme! – En ese momento Steve dijo:
-         ¿Algún problema?
El chico que estaba delante de Steve, dándole la espalda, se giró. Intentaba calmar a las otras dos chicas, que le gritaban al camarero.
-         No, tranquilo... Mis hermanas... – dijo. Era un muchacho, tremendamente atractivo, de ojos castaños, al igual que su melena, algo larga, pero bien peinada, con una mirada intensa, a la que no podías dejar de prestar atención cada vez que hablaba.
-         Bueno... – Steve hizo una pausa y miró detenidamente al chico, hasta que éste le dijo:
-         ¿Ocurre algo?
-         No... Es solo que... ¿Nos conocemos?

De repente, una de las chicas dijo:

-         ¡Liam! ¡Este camarero no entra en razón!
-         Un segundo Nicola...

Steve cambió su expresión facial pensativa a sorprendida.

-    ¡Liam! ¡Soy yo, Steve!
-         ¡Es verdad!
-         ¡Cuánto tiempo tío! ¿Qué pasa? ¿Cómo va todo?
-         Eh... Steve... Hay más gente esperando... – interrumpí.

Efectivamente, había más gente tras nosotros en la cola.
- Eh, claro... A ver, camarero, ¿nos puede indicar nuestra mesa, por favor? – Steve le indicó la reserva al camarero y éste nos llevó hasta la mesa.
Steve pidió tres sillas más. Yo quería haber tenido la “cita” nosotros solos, pero las cosas salieron como salieron... Nos sentamos todos: Steve, a su lado yo, a mi lado una de las chicas, a su lado ese tal Liam, y entre él y Steve la otra chica. Formábamos un círculo alrededor de la mesa. Parecía que íbamos a empezar uno de estos rituales satánicos o algo parecido. (Lo sé. Se me va la olla).

-         Bueno, y... ¿De qué os conocéis? – pregunté.
-         Pues nos conocimos yendo a clases de boxeo, ¿recuerdas que te lo dije? – me respondió Steve.
-         ¡Ah, sí! ¡Cuando inmovilizaste a Eric la otra noche!
-         ¿Eric? ¿Todavía te juntas con ese tío? – le dijo Liam a Steve.
-         Sí... Ahí seguimos...
-         Bueno, siento no haberme presentado, soy Liam Payne – me dijo. Nos dimos la mano. En ese momento, al decir su nombre, me di cuenta de que este chico me sonaba de algo.
-         ¿Por qué estáis aquí? – preguntó Steve. En ese momento el camarero nos interrumpió. Cada uno pidió lo que quería y seguimos hablando.
-         Pues nada, que he querido invitar una noche a mis hermanas a cenar.
-         Soy Ruth, y esta es Nicola. Perdón por el jaleo de antes... Es que somos así – sonrieron.
-         Da igual, todos perdemos los nervios de vez en cuando – les dije con una sonrisa.

Me di dos besos con las dos.

LIAM, RUTH Y NICOLA:

-         ¿Y vosotros? ¿Sois novios? – Preguntó descaradamente Nicola. Steve se sonrojó un poco pero yo me puse como una amapola...
-         ¡No! – dije. Estaba avergonzada... Eso de ser novia de Steve... Por ahora no. Nada de novios.
-         Solo somos amigos... – dijo Steve.
-         Bueno, todos los novios empezaron siendo amigos... – añadió Ruth, bromeando.
-         En serio, no somos nada – aclaró Steve.

Yo seguía fijándome en aquel chico de melena y ojos castaños, que tanto me sonaba... Pasó un rato y seguimos hablando. Comimos muy bien, y yo comí mejor porque Steve me invitó, no sin antes haber insistido en que no hacía falta y que yo podía pagarme mi comida. Salimos del restaurante y comenzamos a andar. Era de noche. Cada vez que terminábamos un tema de conversación, alguien sacaba otro distinto, y así estuvimos un buen rato.
Yo no podía dejar de mirar a ese chico... No hay palabras para describirle... Es, como diríamos algunas... Tan asdfghjklñ...

-         Oye, ¿y qué pasó al final con lo de Factor X? Me quedé muy intrigado... – dijo Steve.
-         ¿Factor X? ¿Qué ocurre con ese programa? – pregunté curiosa.
-         Me presenté en 2008 y Simon Cowell me dijo que era demasiado joven, y que volviese en un par de años.
-         Un momento... – dije. Todos se quedaron callados, observándome, y yo miré pensativa a Liam, hasta que pegué un sobresalto - ¡Claro! ¡Tú! ¡El chico! ¡Factor X!
-         ¿Qué pasa? – preguntó Liam extrañado.
-         Llevo todo el rato pensando en que tu cara me sonaba mucho, pero no sabía por qué, hasta que has dicho eso y me he acordado, ¡eres tú! ¡Eres aquel chico que se presentó en 2008! ¡Yo vi esa edición del programa!
-         ¿En serio? – dijo Steve.
-         ¡Qué casualidad! – añadió Ruth.
-         ¿Y qué te parecí? ¿Cómo crees que lo hice?
-         (Liam prestaba atención a mis palabras, le interesaba conocer mi opinión) Cómo cantaste... Aunque fuese sólo un fragmento... Me gustó mucho... Bueno... Me gustaste mucho – sonreí algo tímida, y todos se rieron.
-         Este año me he presentado otra vez. Hay muy buenos talentos musicales, así que no sé cómo me irá...
-         Seguro que te sale genial – dijo Steve, animando el ambiente.

Estábamos en la calle. Pasamos un buen rato todos juntos, aunque la noche no hubiera salido como yo esperaba... Apunté los teléfonos de todos, cada uno regresó a su casa. Era muy tarde. Nada más llegar a casa, me tiré en el sofá de mi salón y allí me dormí. Ni me puse pijama, ni me tomé mi Cola Cao nocturno... Nada. Sólo me tiré y me dormí a los pocos minutos. Estaba reventada. Dormí como un tronco durante toda la noche.

*PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII*

Hasta que esto perturbó mi descanso. El porterillo sonó e hizo que me despertase. Me arrastré vagamente por el suelo de mi casa, como hacía cuando era pequeña cada vez que algo que tenía que hacer me daba pereza. Me levanté del suelo, cogí el porterillo y contesté:

-         ¿Quién es?

2 comentarios:

  1. Eres una monstrua,ME ENCANTAAAAAAA!!! y porfin aparecio Liam jajajajaja sigue asi que vas to perfe jajajaja

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    1. jejejejeje gracias, pues tengo unas ideas geniales para los proximos caps ;)

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