martes, 17 de diciembre de 2013

39. 23 DE JULIO DE 2010 (ÚLTIMO CAPÍTULO)

23 de julio de 2010. Hoy se toma una decisión. La decisión, no definitiva, pero muy importante, para el futuro de un puñado de jóvenes suertudos, que han tenido la oportunidad de presentarse a un programa televisivo, para ver quién es el mejor cantante entre todos ellos. Ver quién puede más, y apreciar cómo los demás se derrumban entre lágrimas y sollozos, abrazando a sus familiares y amigos, y volviendo a casa con las manos vacías, sin nada. Tanto esfuerzo para no conseguir nada a cambio. Bueno, tal vez sí que consigan algo, se llevan a casa una experiencia inolvidable para el resto de sus vidas, y de los que les rodean. Podrán decir: Yo participé en Factor X. Yo canté frente a Simon Cowell, frente a Katy Perry. Y eso no se lo puede quitar nadie. Pero claro, el premio sólo se lo llevará un ganador, un único y exclusivo concursante.

Hoy se eliminan a un montón, excepto a unos cuantos, que irán a la Casa de los Jueces. Los que sobresalgan por encima de los demás. Un número muy reducido de concursantes que aprenderán lo que es luchar de verdad por un premio, por su futuro. Aunque en realidad, éste estaba escrito desde que entraron en el programa...

Llego al trabajo con una sonrisa en la cara, y saludo a todos y cada uno de los participantes, que en los últimos días se han vuelto más que mis amigos. La gran mayoría caerán hoy, y eso nadie podrá evitarlo. Prometo no llorar.

-         ¡Rebecca! ¿Cómo estás?
-         Nerviosa...
-         Tranquila, ¡¡¡te deseo toda la suerte del mundo!!! – sin contar la que ya le había deseado antes a otros concursantes.
-         Muchas gracias Noa, de verdad.
-         No hay de qué. Ya verás como todo sale bien, y si no aquí tienes a tu amiga para consolarte.
-         Oye... He visto a Zayn.
-         Es normal, estáis presentados al mismo programa. ¿Te ha dicho algo?
-         Estaba lejos... No me he acercado.
-         Mejor.
-         También he visto a Steve...
-         ¿A Steve? ¿Dónde?
-         Él entraba a los baños de chicos y yo salía del de chicas...
-         ¿Os habéis hablado?
-         Él me ha mirado... Pero no me ha dicho nada. Así que yo tampoco.
-         ¡Pero no puedes actuar así! A veces hay que tener un poco de descaro, y dejarse atrapar por los chicos, o si no lo único que ganarás con esto es que él se aleje de ti, y lo pierdas para siempre.
-         Tienes razón, ahora mismo voy a buscarle y a “tropezarme” con él.
-         Jajajaja, buena idea. Ve.
-         Gracias.

Nos dimos un confortable abrazo, que duró instante, ya que escuché a alguien gritar mi nombre. Era Harry. Le reconocí en un segundo.

Me separé de Rebecca y ella se fue hacia la zona de los baños, para ver si Steve seguía allí. Yo me dirigí hasta Harry, que venía corriendo en mi dirección.

-         ¡Noa! ¡Noa!

Llegó hasta mí y se detuvo. Su respiración era agitada. Esperó un momento y se calmó.

-         ¿Qué te pasa Harry?
-         ¿No había acabado ya tu trabajo aquí? – preguntó extrañado y sorprendido al verme en el lugar.
-         Han pasado muchas cosas... En fin, que me quedo unos diítas más, hasta que me diga Simon. Una semana, más o menos.
-         ¡Qué bien! Si no me eliminan hoy, claro...
-         Seguro que pasas, tú tranquilo. Lo has estado haciendo muy bien todo este tiempo. Pasarás.
-         Muchas gracias – se acercó y me dio un beso en la mejilla, para luego sonreír y hacer aparecer en su cara los dos hoyuelos tan característicos.
-         Es la verdad.

De repente, la voz de Bárbara retumbó en toda la sala, gritando el nombre de Harry.

Giramos nuestras cabezas, en busca de aquella señora mayor tan agradable, aunque con una voz tan estridente.

Se nos acercó.

-         ¡Noa! ¿Cómo estás! La última vez que nos vimos fue cuando estabas en el hospital, ¿te encuentras bien?
-         Estoy muy bien Bárbara, gracias por preguntar – sonreí amablemente.
-         No hay de qué. ¡Ah! Y me han dicho ya lo del contrato, que estarás aquí por más tiempo. ¿Cuánto dijo... Una semana?
-         Una semana, efectivamente.
-         Claro que sí. En fin, ¡Harry! ¡Te he estado buscando! ¿Dónde estabas? ¡Tu hermana también te busca! ¡Y tu madre! – Bárbara pellizcó la oreja de Harry, y este hizo muecas cual niño pequeño. La señora se llevó al ricitos de allí y éste se despidió con un gesto de la mano, y quejándose por el permanente pellizco en su oreja.

Yo fui directa a otra zona del lugar. Aquello estaba comenzando a llenarse de gente y resultaba un tanto agobiante.

Caminando por aquellos largos pasillos, me crucé con las dos personas a la que menos esperaba ver en ese momento.

Nicola y Ruth, las hermanas de Liam. Se estaban peleando con un empleado, al parecer porque la máquina de refrescos no funcionaba, y el chico no sabía cómo solucionar el problema.

En cuanto aparecí, el muchacho salió corriendo y las dos chicas comenzaron a reír.

-         ¿De qué me suena a mí esta escena? – pregunté bromista.
-         Tal vez del día en que nos conocimos en aquel restaurante jajaja – respondió Ruth.
-         Cómo olvidarlo... Fue divertido jajaja.
-         Bueno, bueno, bueno, la novia de nuestro hermanito, ¿cómo te va todo? – pregunta Nicola.
-         Pues todo bien, aunque no soy la “novia de tu hermano”...
-         Ya, ya. Es por eso que está hablando todo el día de ti, claro está.
-         ¿En serio?
-         ¡Lo tienes coladito! – salta Ruth.
-         Que si su pelo, que si sus besos...
-         ¿De verdad?
-         Le falta ponerte un altar con velas.
-         No te pases Nicola jajaja.

Comencé a ponerme colorada, tal y como aquel día en aquel restaurante (Véase capítulo 11).

-         A mí me gusta él, solo que no sé... – acababa de darle consejos en el amor a Rebecca cuando no sabía ni qué hacer conmigo misma.
-         ¿El qué no sabes? ¿Si le gustas? Pues a eso te respondo yo: Le gustas.
-         ¿Dónde está?
-         Preparándose para lo que se le viene encima...
-         Seguro que lo consigue – por mí que lo consiguiesen todos.
-         Lo veo difícil, pero bueno eres su novia y debes pensar bien por él...
-         Que pesadita con eso Nicola jajaja, la primera vez que nos vimos me emparejaste con Steve, y ahora con Liam... En fin.
-         Bueno cariño, nosotras debemos irnos que seguramente el empleado ese de antes se ha chivado de que le estábamos acosando.
-         Tienes razón, larguémonos jajaja.

Se marcharon y yo volví a estar sola. Me quedé vagando por los pasillos tranquilamente, esperando a que llegase la hora de empezar. Yo estaba fundida en mis pensamientos, hasta que escuché un ruido que me hizo “despertar”.

Había una esquina. La giré y allí pude observar a un Steve y una Rebecca abrazados, sentados en el suelo y con las cabezas apoyadas una junto a la otra. Yo carraspeé para que notasen mi presencia.

Los dos me miraron al mismo tiempo, se separaron nerviosos y se levantaron del suelo enmoquetado.

-         Vaya, vaya...
-         No es lo que parece, Noa, yo... – intentó explicarse Steve.
-         No tienes por qué darme explicaciones tonto – le golpeé el hombro.

Rebecca le abrazó y Steve le correspondió. Ella me guiñó un ojo y pude leer en sus labios un “gracias”. Me fui de allí y les dejé solos con sus cositas de enamorados.

Yo mientras pensaba en Liam. Es verdad que él me atraía mucho, y eso no puedo negarlo. Además, creo que yo le atraigo a él, como dicen sus hermanas. Tal vez podríamos intentarlo...

-         PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII – el pitido que indica que todos estén en sus puestos interrumpió mis pensamientos.

Me dirigí a mi lugar de trabajo. Las luces se preparan, las cámaras se activan, y todo comienza...




AHORA DEBEN PONER ESTA CANCIÓN:



Tras esto llegan hacia mí Liam, Harry, Niall, Zayn y Louis. Todos me abrazan. Los cinco al mismo tiempo. Forman un corrillo a mi alrededor y comienzan a saltar y a gritar.

-         ¡Todos lo habéis conseguido! – les digo llena de alegría.

Liam se me acerca y me da un beso, mejor que todos los demás. Lleno de felicidad, de esperanza, pero sobre todo de amor.

Los demás comienzan a gritar: “Ooooooohh... ¡Qué bonito!” y a silbar.

-         Ahora estáis los cinco juntos, ¡en un mismo grupo! Esto es raro...
-         ¿Tú crees? – pregunta Zayn.
-         Yo creo que es cosa del destino – añade Liam, mirándome directamente a los ojos.

En ese instante veo aparecer a Christian y Ed, que se acercan a nosotros y abrazan a Louis y a Zayn.

De repente Harry dice:

-         Ey, que te salvé la vida – hablándole a Christian.
-         Tienes razón.

Se abrazaron también.

-         Tú y yo nos conocemos... – salta Liam.
-         Es verdad...
-         Os conocisteis el día en el que Liam me llevó al espectáculo que hubo, en el que también estaba Harry haciendo malabarismos, y cuando conocí a Niall en Nando’s – aclaré.
-         Cuantas cosas en un sólo día.
-         Cuántas cosas en casi un mes... ¡Se me olvidaba! ¡En tres días hago un mes viviendo en Londres!
-         ¿Sólo un mes? Parece que llevas aquí toda la vida – dice Christian.

Por otra parte, aparecen Rebecca y Steve. Rebecca también había pasado y estaba igual de feliz que los chicos. Fui corriendo hacia ella, y ella hacia mí, y nos cogimos de las manos y empezamos a dar vueltas, cuales bailarinas.

Los chicos rieron.

Una vez más, Christian y Steve terminan en el mismo sitio. No puedo creerlo, todos los amigos a los que conocí al llegar aquí están en el mismo lugar, y todos están felices y se llevan bien. Es ahora cuando me doy cuenta de que este es mi lugar.

Espera un momento... ¿Y Simon?

Sabía que faltaba alguien.
-         Chicos, ¿habéis visto a Simon?
-         Se supone que estará con los demás jueces.
-         Qué va, acabamos de ver el escenario y no estaba con los demás.

De repente una mano toca mi hombro por detrás. Me doy la vuelta y es Simon.

-         ¡Simon!

Nos dimos un abrazo y al separarnos, aquellos cinco afortunados chicos comenzaron a llorar de la alegría, y a agradecerle a Simon lo que había hecho por ellos.

Gracias a él, ellos tendrían la oportunidad de cumplir su sueño. Gracias a él, aún había esperanza.



No hay comentarios:

Publicar un comentario